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Colores y parpadeos: ¿cómo diferenciar una estrella de un planeta en el cielo?

abril 16, 2021 por Daniel Fernández

En una noche despejada podemos observar en el cielo, dependiendo de nuestra ubicación, muchos puntos luminosos. A primera vista, quizás creamos que todos esos puntos son estrellas, pero no es así.

Sin usar instrumentos podemos observar cinco planetas del Sistema Solar en el cielo: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Pero, ¿Cómo los diferenciamos de la estrellas?

La primera consideración a tener en cuenta es su «parpadeo» o tintineo. Los movimientos de las masas de aire perturban la luz que nos llega de los astros, y esas perturbaciones se dan de forma diferente para el caso de las estrellas y los planetas. A diferencia de la estrellas, los planetas están mucho más cerca y ocupan mayor tamaño aparente en el cielo, haciendo que recibamos una mayor cantidad de su luz. Es por esto que las perturbaciones generadas son menores, haciendo que tintineen menos, de forma imperceptible a simple vista.

Otro aspecto a considerar es la posición de los planetas en el cielo: su ubicación siempre es cercana a la de la eclíptica, la línea imaginaria que representa el movimiento del Sol a lo largo del año. Esta línea es la proyección en el cielo del plano orbital de la Tierra con respecto al Sol y se utiliza como referencia para el Sistema Solar, así que teniendo en cuenta que los planetas no tienen inclinaciones considerables entre sus órbitas, todos deberían estar cercanos a ella.

En resumen: ¿tintinea bastante y está lejos de la eclíptica? Debe ser una estrella. ¿Tintinea poco o nada y está cercano a la eclíptica? Probablemente sea un planeta.

¿Por qué vemos a las estrellas con distintos colores?

El análisis del color de las estrellas implica abordar dos aspectos: la atmósfera terrestre y la temperatura de la superficie de la estrella.
El factor principal que define el color de una estrella es su temperatura, que a su vez, está relacionada con su edad y con la etapa de vida en la que se encuentra. Las estrellas más jóvenes tienden a ser más calientes y esto determina sus colores azules y blancos. Aquellas que se encuentran en una etapa más tardía, que son más antiguas, suelen ser menos calientes y presentan colores desde amarillos a rojos.

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos agregar otra variable: la atmósfera: los movimientos (masas de aire) generan que la luz que llega a nosotros sea afectada. La luz de una estrella que se encuentra cercana al horizonte debe atravesar un camino mayor para llegar a nuestros ojos, haciendo que la perturbación sea mayor. En ese caso el tintineo es más considerable y puede que su coloración tome tintes rojizos. Esto cambia cuando tenemos estrellas a mayor altura y distancia del horizonte: la luz atraviesa menos atmósfera, teniendo menos perturbación y por lo tanto menos afectada será su coloración.

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